jueves, 5 de enero de 2012

Amor de Siempre (Lucille & Paul)


El agua caía por su cuerpo recorriendo cada trozo de su piel, las manos de su novio, perseguían las gotas de agua, Luci echó la cabeza hacía atrás, cuando Paul masajeó sus senos antes de pellizcar sus pezones.
-Uhm… -murmuró él junto a su oído antes de atrapar el lóbulo de su oreja y besarlo- ¿te diste cuenta, que al final si que me invitaste a tu ducha?
Ella intentó reírse, pero fue un ronco gemido lo que escapó de sus labios.
-Te colaste en mi baño… me dijiste que tendría un baño para mi sola, pero no paro de compartirlo.
-¿Tiene usted queja, señorita?
-Ninguna –gimió Luci cuando uno de los dedos de Paul se enteró en su húmedo interior.
-Eso pensaba…
Paul sacó el dedo que tenía en el interior de Luci para acariciarla por todo su sexo, ella suspiró aferrándose a sus hombros para no caer, sobre todo cuando comenzó a acariciarle el clítoris haciendo círculos a su alrededor.
-Pa …ul –jadeó cuando él tomando su miembro comenzó a presionarlo contra su entrada- haz… hazme el amor –rogó ella.
-Uhm… -¿Cómo podía ser tan malditamente endiablado?
-¡Hazme el amor! –exigió ella.
-Uhm… -repitió él.
Luci  tenias ganas de tomar el miembro de paul y ponerlo en su boca porque ella sabia que eso le hacia exitar demasiado a Paul asi que tomó el miembro de Paul, y comenso a ponerlo en su boca saboreando y paul respirandoi fuerte de lo exitado despues luci lo rodeo con su mano, para dirigirlo a su entrada. Pegada a la pared como estaba, subió una pierna para rodearle a Paul un poco la cintura, no pudo subir la otra porque él no se dignaba a ayudar por muy excitado que estuviera. Tomando el control, hizo que él entrara en ella unos cortos centímetros. Ambos gimieron, y ella balanceó sus caderas, para que él se deslizara totalmente en su interior.
Pero no lo consiguió. Paul salió, y puso Lucide cara a la pared. Su gran mano, caliente se posó en el muslo de ella, muy cerca de su sexo pero sin llegar a tocarlo, con la otra mano comenzó a acariciarle los senos.
Paul: ¿Es que no me vas a responder nunca? –preguntó.
Luci: ¿A qué? –consiguió responder ella, con poca lucidez.
Paul: Llevas mi anillo puesto –contestó él.
Aquel anillo se lo había entregado cuando su segundo aniversario había llegado, dos años juntos, sin matrimonio, sin ningún papel que confirmaran que era el uno del otro. Se lo había dado con todo el corazón, y con el mismo corazón en la mano le había dicho al ver sus ojos bien abiertos.
-No quiero una respuesta, no quiero nada. Solo que lo guardes, y cuando estés preparada, póntelo y sabré que quieres casarte conmigo.
Luci lo había guardado; tres semanas. Ahora lo tenía puesto en el dedo. Lo amaba, él la amaba. Siempre estarían juntos.
-Creo que es bastante obvia la respuesta –contestó ella disfrutando de las rítmicas caricias de él.
La mano de Paul acarició su espalda hasta llegar a su trasero el cual acarició antes de separarle las piernas, acarició la entrada de su vagina, húmeda, cálida, preparada para él.
Paul: Pensaba que me ibas a hacer esperar más –dijo él colocándose en su entrada.
Luci: Quiero estar contigo Paul… siempre.
Paul: ¿Siempre? –preguntó él con una enorme sonrisa.
Luci: ¡SIEMPRE! –gritó ella cuando él la embistió.
Paul rió roncamente, mientras se deslizaba dentro y fuera en su húmedo interior, notando como ella temblaba y sus paredes lo arropaban, abrazándolo con fuerza.
Posó la mano en el vientre de Luci mientras entraba y salía de ella, le acarició toda la piel de su vientre descendiendo hasta llegar a su sexo, el cual acarició levemente antes de alcanzar su botón sensible, el que ansiaba sus caricias, con un lento y rítmico ritmo, comenzó a tocarla lentamente, mientras le hacía el amor. Ella se movía contra él.
Y a las puertas del orgasmo, comenzó a balancear las caderas con fuerza, el agua recorría sus espaldas, pero el calor era intenso.
Paul:
¿Me amas? –preguntó él.
Luci: ¿Tú que crees? –preguntó ella a su vez, jadeante.
Paul: Quiero oírtelo, cariño, quiero oírtelo decir.
Luci: ¡Te amo! –gritó ella.
Paul: ¿Y quieres casarte conmigo? –gimió él.
Luci: Llevo tu precioso anillo… -respondió ella.
Paul: ¿Quieres casarte conmigo? –volvió a preguntar él. 

Y Luci gritó cuando él la embistió con fuerza, sus paredes palpitantes se contrajeron con fuerza, los primeros espasmos del orgasmo sacudieron su cuerpo, y él solo tuvo que empujar una vez más, para que ella alcanzara el clímax. 
Paul la siguió sin poderlo evitar. 
Entonces antes de que Luci le dijera que si se volteó y le dio un beso tan apasionado que ellos estaban sudorosos, agotados y satisfechos, se dejaron caer hasta quedar sentados bajo el agua.
El único sonido era el del agua caer, y el de sus respiraciones agitadas. 

Al cabo de unos minutos, ella se sentó sobre él.
Luci: Si, si quiero –dijo ella.
Él le sonrió.
Luci: ¿Sabes que te amo? –preguntó.
Paul: Como yo a ti…
-Uhm… -Luci se rió.
Paul: Te amo –dijo él- y te dije que algún día me dirías que si.
Luci se rió y lo besó dulcemente, mientras lo abrazaba. Había dicho que si, y estaba segura, de que ahora, si tendía su felices para siempre.









miércoles, 4 de enero de 2012

Narración de amor (Berni & Ringo)

Narro Cupido:
Estaban Ringo & Berni de regreso de comer con Paul, George & John. Cada quien a su casa, cuando llegaron Ringo:..
Hizo que se fueran, casi que, los Dos tomados  de la manita y los monta en la camioneta…

Ringo está tramando algo y yo creo que se dé que tiene ganas, Piensa Berni. 

Regreso muy sonriente y se sentó aun más cerca de mí. Conversamos un rato sobre la banda pero Ringo de la nada me pregunto...

Ringo: ¿Tu deseas que yo hable a la prensa de –hizo una pausa– lo nuestro? ¿Te molestaría si –miro mis manos y pestaño tres veces– lo pospongo un poco?

Berni: Por mí no hay ningún problema, pero tengo una duda – me detuve un poco para mirarlo– ¿Por qué deseas posponerlo? 

Ringo: Quiero disfrutar de ti, de esto que tenemos antes de que venga el mundo y nos haga pasar malos ratos. – se acerco aun más, tanto que pude sentir su cálido aliento sobre mis mejillas – Que te advierto habrán muchos.

Sé que para él no es fácil, ser un icono de la música, ser un chico normal y ser el novio de Berni, al mismo tiempo, sin que exista la palabra PROBLEMAS. 

Berni: Comprendo. 

Ringo: ¿de verdad lo haces? ¿O solo lo dices por no hacerme sentir mal?

Berni: Amor – dije mientras apretaba sus mejillas coloradas – yo no sé mucho acerca de lo que es tú mundo, solo sé que me apasiona. Nunca he tenido la oportunidad de juzgar el trabajo de la prensa en todo esto, porque cuando se ama no se tienen “peros”. Yo amo lo que haces y sobre todo te amo a ti. Si hay confianza, comunicación y respeto lograremos sobrevivir a todo ¿no lo crees?

Ringo:Tienes toda la razón. Yo él que siempre dice que todo es posible, estoy aquí como un tonto preocupándome por las consecuencias de la opinión de terceros. –se rio al mismo tiempo que me daba un beso en los labios- Aquí solo importamos tú y yo. – Volvió a posar sus labios sobre los míos– Te Amo.

Yo también te amo Ringo :) y creo que no sabes cuánto. Quiero demostrártelo, quiero hacerte entender que de ahora en adelante eres todo para mí, pero ¿Cómo lo hago? Yo soy bien torpe y la mayoría de las veces las cosas me salen mal. Solo espero que ese amor que tenemos me ayude a cambiar, para mejor.

Trate de olvidar ese mal pensamiento que entro a mi cabeza. Era un momento perfecto, Ringoy yo estábamos bajo la luz de las relucientes estrellas, habíamos tenido una cena perfecta, en un lugar perfecto y con el hombre perfecto.


*Narra Ringo*

Si, esto es perfecto. Falta el postre y luego a volver a ser feliz entre sus brazos. Espero que ella desee esto tanto como yo. 

Terminamos de conversar y me dirigí a la cocina de la cabaña mientras ella contemplaba la luna. Los cocineros habían preparado un suflé de chocolate que se veía espectacular, aunque yo tengo mi propio postre a unos cuantos pasos.

Estaban bien decorados en sus platos y todo lo demás, en pocas palabras no tuve que hacer nada. Eso me gusta.
Los serví actuando como un mesonero, a Berni le gusta reírse y es para mí un eterno placer propiciarle ese gusto. Por otra parte, verla sonreír es todo un privilegio, simplemente la adoro. Bueno ese no es el punto. La cuestión es que Berni disfruto de todo, desde la extraña entrada que tuvo, ya saben lo de identificar con sus sentidos todo lo que había en el lugar, hasta el delicioso Suflé que de verdad estaba para morirse. Gracias a dios nadie se murió. 

Yo siempre he dicho, después de cada cosa buena, viene una muchísimo mejor.

Berni estaba de espaldas viendo el paisaje, bueno lo que se podía ver. Estaba bastante oscuro. Se veía tan provocativa, repito, ese vestido es una locura para cualquier hombre con muchas hormonas, como yo. Me acerque silenciosamente y la tome por la cintura. En lo que la besaba por el cuello saque de mi bolsillo la misma tela con que le había vendado los ojos al principio. Nuevamente voy a cubrirle los ojos.

Berni: ¡Ringo! ¿Otra vez? Me vas hacer morir.

Ringo: Shh! Ahora viene la extensión del postre ¿lo quieres?

Leah: ¿Hay una extensión? Sí, claro. –se dio vuelta buscándome, con sus dedos toco mis labios y me beso. 

La lleve en brazos hasta una habitación que estaba preparada en el piso de arriba. Al estar dentro la senté en la cama y tome un tazón de fresas que habían dejado sobre una mesita, cogí una fresa y la puse sobre sus labios. Ella muy sensualmente morir dio la fresa y lamio el liquido que se escapo. Esa acción me hizo enloquecer, quise arrancarle en vestido de un tirón, pero me calme. 

La puse de pie nuevamente y comencé a quitarle el vestido a punta de besos. El olor de su piel es perfectamente exquisito, podría aspirar ese aroma toda mi vida.
Había comenzado a quitarme la ropa cuando sentí sus manos sobre mi pecho.

Berni: Deja que yo haga eso. 

Ringo: Pero, estas vendada. – le susurre al oído.

Berni: No importa. Déjame.

*Narra Berni*

Es cierto, no veía nada pero mis manos sabían la ubicación de cada centímetro del cuerpo de Ringo. Me deshice de la camisa en un santiamén, pase mis frías mano por su torso desnudo, aunque no lo podía ver, podía sentir un placer inmenso. Su abdomen estaba muy duro y su corazón latía con rapidez. Busque su rostro y lo bese en la boca.

Lentamente me puse de rodillas y desabroche su pantalón, descuidadamente coloque mi mano sobre su paquete, mientras el acariciaba mi cabello. Su pantalón también paso a la historia y mi amado novio quedo en bóxer. Metí mi mano por dentro de su ropa interior y descubrí a su sexy amiguito, estaba loco por salir. 

No tenía ni 5 minutos manipulando con mis manos y mi boca la conda de Starr , cuando ya empezaba a escuchar los lujuriosos aullidos de placer.

De un momento a otro me levanto y tiro sobre la cama de telas suaves. Con una pluma y sus largos y estilizados dedos me dio placer. Beso mis labios con desesperación y me penetro aun vendada. Puedo decir que el sexo a ciegas es algo majestuoso. Sientes que estas en las nubes y cada gemido es un parlamento de música relajante.


*Narra Ringo*

Decidí quitarle la venda y hacer la me mirara a los ojos cada vez que la penetraba. Sin embargo termine mas excitado yo mirando su cara de placer, sabía que lo estaba haciendo bien. 

Berni estaba tan excitada que casi deshilacha una almohada con sus manos. Yo me sentía tan bien, estar dentro de ella era un sueño. Su piel caliente y sensual me hace delirar, sus senos son las dos cosas más hermosas que he visto en toda mi vida y su trasero. ¡DIOS! Si hicieran un concurso de traseros Berni se llevaría el primer lugar.

Era el segundo round, si Lo hicimos dos veces. Esta vez cambie la posición, se que no tengo experiencia pero he visto videos y películas. Con eso también se aprende. Y fue como si le hubiesen pasado corriente a mi novia. A pesar de tener la visión borrosa por el estado de excitación que la poseía.

Berni: Rin… Ringo…! Ah, ah fuck!

Ringo: Oh, oh! Oooh.. Berni ¡Ven sobre mí, ven sobre mí! Ah!

Luego unos segundo, se acabo la guerra y comenzó la paz. Berni se durmió sobre mi pecho, tan angelical y sumisa. Parecía una muñequita de cristal..

Noche de Pasión (Leila y Paul)

Leila & Paul

Estaban Paul y Leila viendo el anochecer cuando de pronto, el tiempo se detuvo.
Como si nada existiese. 
Solo ellos dos. 
Frente a la luna. 
En la oscuridad. 
En la luz. Quizás, en el corazón… Las palabras se volvieron caricias, y las caricias pasión. Dulce pasión. 
Silenciosos, haciendo lo incorrecto. 
Entregándose en cuerpo. 
La brisa de mayo, corre alegre por sus cuerpos, acaricia sus pieles, y besa sus cabellos. 
Paul la observa, atenta, hermosa, sensual. 
Demasiado, quizás. 
Mucho, tanto que muero por hacerle el amor, una y otra vez. 
Fol*ar sin parar, como dos jóvenes alocados. 
Alocados por el amor. Y con astucia, Paul se deshace del veraniego vestido que llevaba Leila ,y sonríe al verla, su cuerpo es maravilloso. 
Acaricia su abdomen bajo, y si se pudiese decir, con atrevimiento. 
Ella arque las caderas. 


Y el vuelve a sonreír al verla rendida a él, con la braga azul, y un encantador bra. Toda de él. Leila se endereza y se balancea hasta él, quedando sujeta a su cuello, acorralándolo con sus brazos. Él la besa, hambriento de ella.

-Paul, hazme el tuya.


El suelta un risa burlona, como si hubiese hecho falta que ella lo dijera.

Leila: Ni me lo pidas, cariño, que eso es lo que pienso hacer toda la noche.

Ella sonríe, excitada a las palabras de Paul, y se acerca a él, casi gateando, y lo ayuda a deshacerse de esos jeans, que encerraban a una pol*a enorme, después, Paul se quito la camisa, dejando a la hambrienta vista de ella, una deliciosa tableta de chocolate. 


Paul la toma de la barbilla y la acerca a él para volver a fundir sus labios en la boca que él tanto deseaba, en la boca que saciaba su sed. 
Su hambre por ella. 
Él la toma por la cintura y la voltea de espaldas a él, quedando ella sentada sobre sus muslos. 

Paul acaricia su espalda y busca el broche del brasier, y rápido, lo desabrocha, dejando al desnudo sus pechos. 
Los toca, y suelta un jadeo, al sentir sus turgentes pezones bajo las yemas de sus dedos. 
Paul deposita suaves besos sobre la espalda blanca de Leila, mientras sus varoniles manos bajaban al lugar que mas deseaba. Ella gime, al sentir el tacto de Paul sobre su gélido cuerpo. 
Paul sonríe, los pechos de Leila son más pequeños-redondos y firmes- pero, Dios… algo tiene esa mujer que le encanta aun más. Leila hizo un movimiento de caderas, el cual hiso que la sangre le hirviera el miembro. 
Paul jadeo al tocarla, estaba jodidamente húmeda, tanto que no tardaría en penetrarla.


- Esta mojada, cariño--dijo en mezcla de un gemido.

Paul… tócame más.






Sonrío al escuchar su implorante tono de suplica, quería escuchar un poco más, un poco de sus demandas, así que con dominio, sus dedos rondaron por ombligo de ella, mientras que su pulgar hacía pequeños círculos cerca del clítoris de ella, casi haciéndola gritar por más.


- Tienes un piercing--dijo alegre al tocar el diminutivo diamante en su ombligo. Lo puso aun mas caliente-- ¿tu mamá no lo sabe, verdad?
- No--responde con dificultad.
- ¿ni tampoco sabe del tatuaje bajo tu pecho?--pregunta, mientras sus manos acaricia la parte baja de su seno. 
Leila solo podía gemir, mientras esperaba ser tocada por Paul donde más lo necesitaba. Pero Paul quería jugar un rato con ella. Paul aparto un poco de las braguitas de Leila, y con un pobre tacto, roso con sus nudillos, el hinchado clítoris que ansiaba las vigorosas manos de Paul dentro de ella.



- Pau…

- Quiero oírte decir mi nombre varias veces esta noche. El de nadie más.

Joder, ni siquiera podía recordar su propio nombre.
- Si, Mierda, si.
Paul sonrió, nunca había sido así. Pero Leila hacia colgar de un hilo su control. El cogió uno de sus pezones, y lo redondeo con anhelo, a medida que estos se volvían más duros, alzándose cada vez más. Ella ahogo un grito, mientras se acariciaba con necesidad, entonces, ella dirigió su derecha a su clítoris congestionado y caliente, pero Paul la detuvo.



- No, yo digo cuando esta noche, muñeca… y te lo aseguro que no será tu mano.

- Pero…

Y sin previo aviso, Paul deslizo sus dedos en la hendidura mojada de ella, haciéndola gemir de placer.



- Joder, te sientes tan bien.

Sus dedos jugaban dentro de ella, mientras su pulgar frotaba su hinchado clítoris y el éxtasis patinaba sobre su ardiente cuerpo. 


El placer, el dolor, el deleite, la excitación todo la tenían colgando de un hilo, a punto de caer. 
Y a medida como Paul aumentaba el ritmo de sus frotadas ella se arqueaba más, haciendo que el pene de Paul creciera dolorosamente y no mostraba señal de disminuir. Y en un roce del fresco aire de la noche, ella siseo, mientras la mano libre de Paul vagaba sobre su hombro, bajó a la curva de su cintura, a través de su cadera y hacia sus muslos separados.
Paul aparto sus dedos de ella, la tomo de nuevo de la cintura y la recostó sobre la cama.


- Por fa…--dijo alzando las caderas.

Y antes de que ella acabase, Paul atrapo sus labios en un necesitado beso, y con astucia, sus manos se desasieron de las bragas de ella, al igual que el bóxer que llevaba puesto Leila gimió al sentir su miembro erecto asechando su frio abdomen. Entonces, Paule la penetro con delicadeza. Ella se arqueo al sentir su glande entrando en ella, también húmedo, y caliente. Después, salió un poco de ella, para de nuevo entrar un poco más. Paul gruño al sentir su reducida entrada, tan apretada, engullendo su pol*a. Leila Se sostuvo de los hombros de Paul, mientras él la penetraba poco a poco, fue ahí cuando sintió la mitad del miembro en ella. Y se sentía completa, sonrió, pues era lo que le faltaba. Lo que tanto necesitaba. Ocupa alejar sus ideas, huir del mundo, correr al paraíso, vaya paraíso. Y sobre todo, escapar de todos,. Pero esta vez, dejaría que albedrio de la noche, se la llevara en el viento. Esta noche eran solo ellos dos. Solo se enfoco en relajarse, y dejar a Paul entrar en ella, y así mismo, recibiendo la pol*a de Paul por completo, soltó un largo gemido.




- Dios…

El salió de ella, luego empujo de nuevo, esta vez más profundo. Leila jadeo por su penetración de acero, ante la sensación dulce-placer-dolor.

- Relájate--dijo mientras la sujetaba de las caderas, con vos tensa--lo hare lo más suave que pueda.
- No…
Paul sonrió y volvió a embestirla. Leila tenso la mandíbula, jamás había rogado por sexo, ni siquiera con algún otro.
- Síiiii--dijo el entre dientes, apretándola con más fuerza todavía.
Finalmente, él se deslizó profunda y completamente dentro de ella. La sensación de los labios vaginales de Leila apretando su pene, desato una oleada de necesidad en su cuerpo, y una ola de calor en su pecho.

Paul acaricio sus pechos, su cintura, y hasta sus perfumados cabellos, se inclino y aspiro sus fragancias de fresco jazmín, acompañado con el dulce olor de hacerle el amor. Era fantástico. Perfecto. La anhelaba tanto.
Paul: Te amo leila
Leila: Yo también Paul
Leila y Paul recostados en un diván de la terraza aferrados ,enamorados Leila se recostó en el pecho de Paul Paul le planto un Beso en la frente y asi quedaron los dos juntos